miércoles, 6 de noviembre de 2013

Persiguiendo sombras

Creo que todos ya estamos inconscientemente inmunizados a perdernos a nosotros mismos.
Todos nos hemos perdido la pista alguna vez, alguna vez hemos perseguido nuestra propia sombra como un perro que persigue su cola y que, por supuesto, nunca lo consigue.

¿Alguien sabe quién es realmente?

¿No somos capaces de sorprendernos a nosotros mismos continuamente a lo largo de la vida?

Seguro que muchas veces os habéis mirado las manos y os habéis preguntado 

"
¿He hecho yo esto? 

¿Qué me ha pasado? 

Éste no soy yo
                                 "
Pero sí, realmente sí eres tú, simplemente que nunca te has conocido del todo, ni lo harás. 
Nunca te has encontrado, nunca has sabido quién eres y, por mucho que te persigas, nunca lograrás alcanzarte.

¿Qué conocemos de nosotros? 
¿Un reflejo? Tampoco. Podemos mirarnos al espejo y asombrarnos con nuestra belleza o nuestra propia demacración. 

"¿De verdad pertenece a mi esa imagen que estoy contemplando?"

Sí, eres tú. Es tu imagen, tu apariencia, esa que solo encuentras en un reflejo y que imaginas a partir de palabras ajenas. Pero eres tú, siempre has sido tú.
Jamás dejaremos de ser nosotros, inmensos y casi infinitos, encerrados en un cuerpo frágil y perecedero. Tal inmensidad, por muy concentrada que esté, nunca podrá ser conocida completamente.

Somos más grandes que nosotros mismos, tan grandes que no podemos abarcarnos y, por lo tanto, nunca vamos a conocernos.

Entonces surge la cuestión definitiva

¿Nos hemos encontrado alguna vez a nosotros mismos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario